Dos gráficos muy intuitivos para saber en qué situación está cada país para capear la tormenta de la deuda soberana

La situación de la deuda soberana antes de la crisis sanitaria mundial desencadenada por la pandemia del coronavirus juega un importante papel en la capacidad que tienen los gobiernos para gestionar la carga de rescatar las economías de la caída sin precedentes. De hecho, la pregunta a la que se enfrentan los inversores de renta fija es qué países capearán la tormenta y si habrá crisis de deuda soberana. Para ello, hay que observar la dinámica de la deuda de los países en relación a la de otros y a su propia tendencia histórica, en tres dimensioneslo asequible que es, la capacidad de financiarla y el grado en que naturalmente puede reducirse a medida que crece su economía, explican Andrés Sánchez Balcázar, director de bonos globales y Sabrina Khanniche, economista de Pictet AM.

«Hay que tener en cuenta que los gobiernos, para apoyar a hogares y empresas por el bloqueo, han anunciado programas de estímulo fiscal por valor de 4,1% del PIB potencial mundial, casi la mitad solo en Estados Unidos. En la eurozona representa 3% del PIB y en Japón 10%. Este gasto requiere de grandes volúmenes de emisión de deuda pública y los déficits públicos están aumentando en un momento en que los ingresos fiscales están muy afectados por la escasa actividad económica nacional y transfronteriza. Además, si los bloqueos duran más de dos trimestres, los gobiernos tendrán que adoptar nuevas medidas fiscales, lo que puede generar problemas de solvencia en algunos países ya muy endeudados», explican.

Solo en Estados Unidos la deuda soberana habrá pasado del 108% del PIB al 133-145% y, en el peor de los casos, llegar al 165 % del PIB para finales de 2022. Ahora bien, EE.UU. se beneficia de que el dólar sea una moneda de reserva y puede absorber la mayor parte, si no toda, mediante los programas de compra de activos de la Reserva Federal, cuyo balance ha pasado de cuatro billones a 6,5 billones de dólares en dos meses. En la gestora suiza esperan que alcance alrededor de ocho billones para final del año. Por su parte, el Banco de Inglaterra está siendo aún más agresivo, comprando bonos del Tesoro directamente, en una forma de monetización de la deuda soberana, una política considerada tabú.

En otros países es probable que los niveles mayores deuda enciendan las alarmas. «Vale la pena recordar que Grecia coqueteó con la expulsión de la moneda única a medida que su deuda alcanzada el 150% del PIB durante la crisis de la eurozona. A finales de 2019 era con mucho el estado de más pobre sostenibilidad entre los países desarrollados, seguido de Italia, Japón, Bélgica y Reino Unido. En el otro extremo Suiza, Holanda e Irlanda se encontraban en las posiciones más envidiables. Grecia, Italia y Japón presentaban la peor dinámica entre deuda a corto plazo y sostenibilidad estructural de la deuda, siendo Francia una preocupación. Más aún, Italia, que ya fue centro de atención en la pasada crisis de la eurozona, puede volver a serlo, pues su deuda pública puede llegar al 150% del PIB para final de año».

De hecho, el BCE se enfrenta los próximos meses a un difícil ejercicio de equilibrio«Quiere evitar otra crisis de deuda soberana y al mismo tiempo trata de mantener la presión para que los políticos de la eurozona lleguen a un acuerdo sobre algún tipo de mutualización. Efectivamente, si es demasiado acomodaticio y comprime demasiado los diferenciales de rentabilidad a vencimiento de los bonos del países del sur de Europa, disminuirá la necesidad de avanzar. Hasta ahora se ha reafirmado en un enfoque flexible de las compras de bonos de los estados, hasta el punto de que previsiblemente absorba alrededor del 90% de las nuevas emisiones netas de este año. De momento, posee deuda italiana por valor de alrededor del 22% del PIB del país transalpino, jugando un importante papel en su sostenibilidad. Ello genera preocupaciones en países del norte de Europa y escandinavos, cuya deuda goza de buena posición».

En cualquier caso, Balcázar y Khanniche esperan movimientos que garanticen que la rentabilidad de la deuda soberana, especialmente la italiana, se mantiene contenida. «Va a ser necesario para que la euro zona se mantenga unida», afirman.

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Por otra parte, ambos expertos no ven que la inflación vaya ser un problema durante algún tiempo en las economías desarrolladas, dada la deprimida demanda y debilidad del petróleo. Pero en algunas economías emergentes las políticas monetarias flexibles ya están afectando a sus monedas, en lo que puede resultar n un nuevo ciclo de devaluación/inflación.

«Grandes economías como las de Turquía, Brasil y Sudáfrica van en esa dirección. Además, algunas economías emergentes se han quedado sin margen monetario. Al inicio de la crisis la deuda soberana de Brasil, Sudáfrica, Egipto y Argentina enfrentaba los mayores riesgos. Ahora, la dinámica deuda a corto plazo/sostenibilidad estructural de la deuda de Sudáfrica, Egipto y Ucrania suponen la mayor preocupación. Sin embargo, la deuda de Rusia y Corea probablemente sea la más resistente», concluyen.

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